Albert Camus fue un novelista, ensayista, dramaturgo,
filósofo y periodista francés nacido en Argelia. Las concepciones de Camus se
formaron bajo el influjo de Schopenhauer, de Nietzsche y del existencialismo
alemán.
Contribuyó con la conformación del pensamiento filosófico
conocido como absurdismo. Se le ha asociado frecuentemente con el
existencialismo, aunque Camus siempre se consideró ajeno a él.2 Pese a su
alejamiento consciente con respecto al nihilismo, rescata de él la idea de
libertad individual.
Formó parte de la Resistencia francesa durante la ocupación
alemana, y se relacionó con los movimientos libertarios de la posguerra. En
1957 se le concedió el Premio Nobel de Literatura por «el conjunto de una obra
que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los
hombres de la actualidad».
En la primera parte del fragmento (líneas 1-8) aparecen
indirectamente las siguientes preguntas: ¿Vale la vida la pena? ¿Es mejor la
vida o el suicidio? Camus dice que responder esta pregunta es trabajo de los
filósofos, debe predicar con el ejemplo. A continuación (9-13) describe el sin
sentido de la vida, describe el sin sentido de la vida y con ello la rutina
vital que adquirimos. Y es que tras la rutina surge siempre la pregunta del
‘por qué’, ¿por qué estoy haciendo lo que hago? ¿Vale la pena? En la tercera
parte de la obra (14-21), en la que se detalla acerca del cansancio, estando
este provocado por la repetición (la rutina). Tras el cansancio y la pregunta
del ‘por qué’, viene la consecuencia del suicidio. Finalmente, la última parte
(22-25) recalca que somos esclavos del tiempo y del porvenir, es decir, vivimos
en el mañana. No nos centramos en el presente, sino en el futuro como que vivimos
continuamente en un futuro que no existe.
El autor intenta expresar cuál es el verdadero sentido de la
vida y cuál es el verdadero lado de lo absurdo y del mal. Él mantiene que
nuestro deber es ayudar a la disolución del mal, ya que ver a un niño solo y
atormentado es un elemento absurdo de la existencia humana, la representación
del mal, el dolor y la muerte. Esté propone que el individuo debe preocuparse
por los demás.
En definitiva, defiende que tenemos que negar el suicidio, y
trabajar por una sociedad más justa, para ayudar a los demás ayudándonos a
nosotros mismos. No podemos estar siempre mirando por nosotros mismos si no también
mira el bien por los demás y prestar la ayuda que necesite
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